Todo tiene un inicio y un final. Miriam Gutiérrez lo vivió en el mismo lugar. Debutó de profesional, tras ser siete veces campeona de España amateur y miembro de la Selección, en 2017 en el Gran Madrid Casino de Torrelodones. En ese recinto ha tenido sus mayores noches de gloria, siendo el máximo el Mundial Interino WBA del ligero que alzó, y este viernes puso fin a su carrera disputando el Nacional del superwelter. Con 40 años y muchas obligaciones (es concejala en el Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz), la Reina buscó un peso “cómodo” para poder despedirse en el ring. Lo hizo y además sumó a su colección el único título profesional que le faltaba.
Patricia Martín fue durante un tiempo compañera de la Selección de Miriam, pero la amistad se quedó fuera cuando sonó la campana. Gutiérrez era pequeña para el peso, lo previsto. Le costó tomar la distancia, pero desde el primer momento comprendió que sus posibilidades pasaban por la corta distancia. La canaria intentó frenarla, pero no pudo. La experiencia de la madrileña fue clave. Ha peleado con dos de las mejores de la historia (Katie Taylor y Amanda Serrano) y eso se notó.
Poco a poco, con el paso de los rounds, Miriam fue entonándose. Comenzó a pegar y moverse para ir asegurando la pelea. Martín tenía peligro por su tamaño, pero no era capaz de encerrar a la local. Gutiérrez tenía claro desde el inicio que al subir tanto de categoría iba tener una pelea dura y que saldría golpeada. Lo asimiló y disfrutó. La local priorizó dar espectáculo y eso hizo que en la segunda parte del combate el pleito se apretase. Pese a ello, logró ganar por decisión mayoritaria (77-75, 76-76 y 77-75). Las lágrimas se apoderaron de ella al acabar y su voz se quebró cuando se acordó de sus hijos, quienes por primera vez pudieron verla en directo. Era un día para disfrutar y lo hizo como nunca. Ha sido reina hasta el último día.
Fuente: Alvaro Carrera para Relevo
