En una noche cargada de tensión, la alemana Sarah “Babyface” Bormann (21-1, 7 KO) se consagró campeona mundial WBA del peso mínimo (105 lbs) al vencer por decisión dividida a la japonesa Yuko Kuroki (25-9-2, 10 KO) el sábado 18 de octubre en el Wandsbeker Sporthalle de Hamburgo, Alemania. Las tarjetas oficiales reflejaron la paridad del combate: 93-97 para Kuroki, 97-93 y 96-95 para Bormann.
Desde el inicio, Kuroki impuso su velocidad de manos, precisión y excelente movilidad, controlando los dos primeros asaltos con autoridad. Su jab fue constante y su defensa, impecable. Pero a partir del tercer round, Bormann cambió: avanzó con determinación, recortó los espacios y castigó al cuerpo, logrando frenar el ritmo de la japonesa.
Aunque su boxeo fue más frontal que técnico, la alemana mostró determinación, combinada con un plan físico exigente que, para los jueces, terminó inclinando el desarrollo del combate. Fue advertida por el árbitro en un par de acciones al límite, lo que añadió aún más tensión al duelo.
El tramo medio fue un ida y vuelta vibrante: Kuroki mantenía el orden y la limpieza técnica, mientras Bormann apostaba por la presión y el desgaste. En el noveno asalto, un choque accidental de cabezas abrió una herida en la frente de la local, aumentando el dramatismo del cierre. En el décimo, ambas salieron a dejar todo, intercambiando sin especular, pero sin lograr imponerse con claridad.
Finalmente, el fallo dividido favoreció a Sarah Bormann, ahora doble campeona mundial (WBA y WBO). Sin embargo, el resultado dejó sabor a controversia, pues muchos en el recinto coincidieron en que la japonesa Kuroki había hecho méritos suficientes para merecer al menos un empate.
Con este triunfo, Bormann consolida su dominio en la división mínima y reafirma su lugar entre las boxeadoras más relevantes del panorama europeo, en una pelea que quedará marcada por su intensidad y por la sensación de que el veredicto no reflejó del todo lo sucedido sobre el ring.
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