Kevin Ramírez escribió la página más importante de su carrera profesional al consagrarse campeón de la categoría pesado del Boxing Grand Prix del WBC. El argentino venció por puntos unánime, al bosnio Ahmed Krnjic en la final disputada el sábado 20 de diciembre en Riad y se llevó un premio de 200.000 dólares.
El nacido en Wilde se impuso con claridad, pese a enfrentar a un rival que lo superaba por más de 30 kilos. Una actuación sólida, inteligente y valiente en un contexto de máxima exigencia.
El Boxing Grand Prix del WBC es un certamen de eliminación directa que reunió a 128 boxeadores de 40 países, divididos en cuatro categorías, y reservado a peleadores de hasta 26 años y con un máximo de 15 combates profesionales. Ramírez fue el único argentino que logró superar todas las etapas, encadenando cuatro victorias consecutivas pese a haber desarrollado toda su carrera previa en la división crucero.
En su camino al título, noqueó en apenas 27 segundos al neerlandés Brian Zwart, venció al congoleño Reagan Apanu pese a llegar enfermo al combate, superó un cruce extremadamente parejo ante el polaco Piotr Lacz y derrotó en semifinales al estadounidense Dante Stone, a quien derribó en el primer asalto. En la final, dominó a Krnjic, que llegaba invicto al combate decisivo.
“Esto es un sueño, estuve a punto de colgar los guantes”. Barrendero de la Ciudad de Buenos Aires y representante del Sindicato de Camioneros, el wildense también dejó en claro su próximo objetivo: “Quiero ser campeón mundial en Crucero. Ese es mi otro sueño”.
El título obtenido en Riad lo convierte en retador obligatorio al cinturón Silver del WBC y lo consolida como una de las grandes apariciones del boxeo argentino. Un triunfo histórico, forjado a pulmón, que confirma que en el boxeo, como en la vida, el trabajo duro todavía paga buenos dividendos.


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