7 octubre, 2025

RINCÓN ROJO

MAGAZINE DE BOXEO

Navarrete sigue campeón, pero la noche dejó más preguntas que certezas

La defensa número cuatro del título superpluma de la WBO por parte de el “Vaquero” Navarrete terminó envuelta en esa neblina espesa que nadie quiere ver en una pelea de campeonato: la decisión técnica tras una detención médica.

El combate, disputado en San Diego, se detuvo en el octavo asalto luego de que un corte sobre la ceja izquierda del mexicano (aparentemente provocado primero por un golpe limpio y luego agravado por un cabezazo accidental, aqui es donde radica la duda) obligara al médico a decir basta. Las tarjetas favorecieron al Vaquero: 78-75, 77-76 y 77-76. Oficialmente, un choque accidnetal de cabezas fue la causa de este inesperado final… pero el análisis merece más lupa.

Desde el primer segundo, Charly Suárez dejó en claro que no venía a especular. El filipino impuso ritmo y presión, mientras Navarrete intentaba manejar la distancia con calma y responder con sus ya clásicas ráfagas desordenadas de poder.

La pelea tuvo pasajes muy buenos del mexicano: moviendo la cintura, conectando combinaciones certeras —incluido un gancho al hígado que puso en aprietos a Suárez—, y saliendo de las cuerdas cuando parecía atrapado. Pero también mostró a un Vaquero incómodo, que falló más de lo habitual y se vio obligado a frenar por una hemorragia persistente que lo distrajo, lo maniató, y le quitó control del ritmo.

En el séptimo, la herida volvió a abrirse. El filipino olió sangre, literal y metafóricamente, y como era de esperarse, fue por más. En ese tramo, Suárez lució más claro, más decidido, y con la guardia bien colocada.

Antes del inicio del octavo, el médico dijo “no va más” y se encendió la polémica. Las tarjetas favorecieron al campeón, pero la sensación de una pelea inconclusa quedó flotando en el aire.

Navarrete sigue siendo el rey de las 130 libras, pero no salió ileso de San Diego. Ni física ni simbólicamente.