En Riad, Arabia Saudita, el estadounidense David Benavídez defendió con solvencia su cinturón supermedio del Consejo Mundial de Boxeo tras derrotar por nocaut técnico al británico Anthony Yarde. Fue una actuación en la que el campeón dejó claro quién mandaba desde el primer campanazo.
Benavídez llevó el peso del combate con determinación, avanzando siempre con volumen y una presión que no aflojó en ningún momento. Yarde apostó por una postura más paciente, buscando castigar con contragolpes veloces cada vez que Benavídez acortaba la distancia. Sin embargo, esa estrategia, por precisa que fuera en algunos pasajes, no alcanzó para contener el avance incesante del campeón.
Con el correr de los asaltos, la superioridad de Benavídez se volvió evidente. Yarde comenzó a quedarse estático contra las cuerdas, obligado por la intensidad del ataque, y ahí Benavídez encontró el terreno ideal para conectar combinaciones limpias y pesadas. El castigo acumulado fue inclinando la balanza hasta que, en el séptimo asalto, un impacto pleno al rostro dejó al británico sin respuestas y forzó la intervención del árbitro, que detuvo la contienda ante la clara dominancia del campeón.
Benavídez retiene así su corona supermedia, reafirmando su lugar entre los nombres fuertes de la división y enviando un mensaje nítido a quienes aspiran a disputarle el trono.
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