El Hard Rock Casino y Hotel de Ottawa fue testigo de una de las páginas más resonantes del boxeo argentino reciente. En apenas un round, Evelin “La Princesita” Bermúdez derrotó por KOT a la invicta canadiense Sara Bailey, defendió sus cinturones minimosca WBO y IBF, y sumó la corona WBA, quedando a un paso de la unificación absoluta.
La pelea comenzó con cautela, pero rápidamente se inclinó a favor de la santafesina. Una derecha precisa al rostro derribó a Bailey por primera vez, y segundos después un cross de izquierda a la mandíbula volvió a mandarla a la lona. A falta de diez segundos para el cierre del primer asalto, el árbitro detuvo las acciones decretando el triunfo de la argentina.
El logro tuvo una carga emocional enorme. Con lágrimas en los ojos y los puños en alto, la boxeadora de Villa Gobernador Gálvez celebró sobre el ring, recordando sus orígenes humildes y el esfuerzo de toda su familia: “Somos una familia muy humilde y sufrida… el boxeo nos cambió la vida”, expresó visiblemente conmovida.
El recorrido de Bermúdez, entrenada por su padre Tito, es ejemplo de lucha y superación. Su victoria en Canadá también sirve de revancha histórica: un año atrás había vencido a Kim Clavel en el mismo escenario, pero necesitó de las tarjetas para ratificar su dominio. Esta vez no dejó lugar a dudas y silenció a la afición local con una actuación arrolladora.
Con 29 años, un récord de 22-1-1 (8 KOs) y la moral en lo más alto, Evelin ya apunta a su próximo desafío: medirse con la ganadora del duelo entre Lourdes Juárez y Yesica Nery Plata, por el cetro minimosca del WBC, y aspirar a convertirse en la primera argentina campeona mundial indiscutida. “Ahora quiero disfrutar con mi familia y luego volveré a entrenar para buscar el título que me falta”, aseguró.
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