Por Irene Deserti
“La Primera Dama” es una oración que nos remonta automáticamente a una imagen presidencial, a una distinguida mujer en un cargo de poder, haciendo historia, dejando un legado. Eso es lo que ha hecho Cecilia Braekhus desde el 2007 cuando tuvo su debut como boxeadora profesional: marcar huella, proyectar una imagen de poder en un espacio que se pensaba era de hombres. Conquistarlo todo, hacerlo bien y llegar para quedarse.
Braekhus, como su apodo la define, es sin dudas “La Primera Dama” del boxeo femenino en Noruega. Revolucionó la imagen de la mujer desde lo deportivo y lo cotidiano, inundando el ring con esa distinción natural que la caracteriza, pero además, logrando tener una técnica depurada en este deporte.
Tanto abajo como arriba del cuadrilátero, la imagen de Braekhus es majestuosa.
Podría ocupar las primeras planas de las revistas más famosas de alta costura y nadie se imaginaria que esa mujer glamorosa es una verdadera guerrera del ring. Y sí que lo es, porque se ha vuelto una de las imbatibles.
La vida de Braekhus ha sido un constante luchar. Cartagena de Indias en Colombia, escuchó el primer grito de guerra de Cecilia del Carmen Martínez el 28 de septiembre de 1981. A los dos años de edad fue entregada en adopción, ya que sus padres biológicos no tenían los medios para mantenerla. Fue adoptada por una pareja noruega, Jorunn y Martin Braekhus, quienes la llevaron a Bergen, donde Cecilia comenzaría una vida totalmente diferente.
Su sangre latina hervía en sus venas y lejos de la sobriedad y los deseos de sus padres, Cecilia se sentía fuertemente atraída por los deportes de contacto. Su madre, una profesora universitaria y su padre consultor, lógicamente soñaban con una destacada carrera profesional para su hija. Lo que no imaginaban era que este profesionalismo y carrera destacada seria forjada dentro del boxeo.
La elección de Cecilia estaría marcada por nuevos y constantes desafíos. Noruega había prohibido el boxeo y tuvo que ingeniárselas para poder entrenar. El sólo hecho de intentar hacerlo en su país podía llevarla a la cárcel. Había penas de hasta tres meses de prisión para quienes lo practicaran de manera lúdica. Pero detrás de esa imagen calmada, la tenacidad es otro de los atributos que la definen. Sin dudarlo decidió cruzar la frontera para empezar a forjar su carrera en Dinamarca y Alemania. Eligió primero el Kick Boxing donde se consagró Campeona de Europa en el 2002 y Campeona del Mundo en el 2003. Sin embargo, su verdadera pasión era el boxeo y fue cuando decidió dedicarse de lleno a esta disciplina.
Cecilia estaba lista para realizar su primer combate y en abril del 2005 viajó a Finlandia para enfrentar a una boxeadora que muchos ya conocemos, Eva Wahlstrom que en ese momento tenía más de 120 peleas en el ámbito amateur! Para ser más precisos, Wahlstrom había cosechado ya 86 victorias, 26 derrotas y 3 empates, mientras que Braekhus solo llegaba al cuadrilátero con la incertidumbre de si verdaderamente estaba hecha para esto.
No hace falta decir que Braekhus perdió esta pelea en la decisión de los jueces. Esa es hasta al momento, su única derrota. Sin embargo esta no es la primera ni será la última historia de boxeadoras que comienzan siendo vencidas. El temple de un campeón va mucho más allá. Incluso ese resultado logra ser el verdadero disparador de un campeón. Y así lo demostró Cecilia, que pese a todas las dificultades no sólo de su país, sino de su género y de ese frustrado debut, siguió adelante.
Dos años después hacía su primer incursión como boxeadora profesional en la división welter, esta vez en Suiza donde probó las mieles de la victoria, algo que jamás la abandonaría. Sus próximos 27 combates se desarrollaron en Bélgica, Alemania, Estados Unidos, Finlandia y Dinamarca. En el 2009 capturó sus dos primeros campeonatos, el WBC y el WBA, dos fajas que ya no cambiarían de dueña y a las que se le sumarían la de la WBO en el 2010 y el IBF en el 2014. Casi diez años después Cecilia consiguió derrotar a quien había sido su primer rival: la legislación noruega. Este país había decidido reconocer el trabajo y el camino recorrido de una de sus atletas más destacadas y finalmente aprobó el boxeo femenino. En “The Spectrum” en Oslo, Cecilia podía demostrar a su gente el fruto de su sacrificio. El recinto albergó a 10 mil asistentes que, entre aplausos y vítores, la vieron en todo su esplendor, noqueando a su rival y conservando sus cinturones. Sin dudas, el legado más importante de su carrera.
Hoy, con 38 años, Cecilia sigue siendo el terror de los pesos welter. Se mantiene invicta en 36 presentaciones y sigue siendo la dueña de todos los cinturones de esa categoría (WBA, WBC, WBO, IBF, IBO). Ha sido reconocida como una de las mejores boxeadoras de la historia. En lo que muchos creerían ser la recta final, la campeona está redescubriendo América, siendo parte de espectaculares carteleras estadounidenses y con televisaciones de grandes cadenas como HBO. Incluso, se dio el lujo de tener a Lucia Rijker en su esquina!
Braekhus dice que aún le quedan grandes cosas por hacer. Y no lo dudamos. Dándole un pequeño vistazo a su pasado podemos estar seguros que no hay barrera que “La Primera Dama” no pueda doblegar.