Erislandy Lara retuvo su corona ante una versión fantasma de García

Danny García gestó su propio adiós boxístico. Olvidó la esencia de su trabajo: tirar golpes y propició una avalancha de abucheos. El tiempo deshizo su agresividad y el escenario lo dejó en shock. El haber realizado una pelea en los últimos cuatro años pasó factura. En el segundo asalto no tiró un solo golpe, en el cuarto apenas dos al igual que en el séptimo. La pelea se convirtió en táctica pura de ‘fintas’ hasta que Erislandy Lara lo noqueó en noveno asalto con un recto de izquierda, reteniendo así su cetro mediano de la AMB.

Lara se puso el traje de Guillermo Rigondeaux, quiso evitar en todo el combate la mano derecha de García, la cual rara vez la utilizaba. El cubano fue oídos sordos a las exigencias del público, haciendo una pelea quirúrgica para el ‘bostezo’, mientras su oponente tampoco reaccionaba. La esquina de García constantemente le preguntaba: “¿estás bien?” debido a que parecía portar una camisa de fuerza, no encontraba su ritmo y no se vio cómodo el tiempo que duró el combate.

En el noveno asalto Lara golpeó repetidamente con el jab para abrirle el camino a la mano izquierda que definió la pelea. García se arrodilló en cámara lenta, no porque su físico le impidiera seguir, pero su mente no lo dejaba continuar. Se fue a la esquina y dio la señal que no continuaría. De aquel dos veces campeón mundial ya no quedaban ni los vestigios de grandeza.

“Lo llevé a la escuela. Hice mi trabajo. Sentí que estaba dando buenos golpes, no tiré muchos, pero lo que tiré fue efectivo”, indicó el campeón mundial más veterano de la historia de Cuba.

Entretanto García dejó abierta la posibilidad de su retiro del cuadrilátero indicando que lo meditaría. “Estoy bien, quiero agradécele a Dios, a mi equipo y lo siento. Traté de regresar bien pero no hay excusas. Es mi segunda pelea en cuatro años, no pude encontrar mi ritmo, quería hacerlo, pero no pude. Me disculpo con todos mis fans”, señaló.

Fuente: ESPN

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